Casi por unanimidad, podríamos afirmar que uno de los momentos más temidos y difíciles de afrontar cada 365 días es la vuelta al trabajo y la depresión post vacacional que la acompaña.

Esto no es algo nuevo ni exclusivo de quienes están en edad laboral. De hecho, la depresión post vacacional la viven tanto los adultos como los niños al dar por finalizados los días estivales y tener que volver al cole. Por experiencia lo sé en primera persona. Ya que he tenido que superar muchas depresiones posvacacionales tanto de colegio y universidad como al volver al trabajo a lo largo de mi vida.

Porque, no olvidemos que las vacaciones son un maravilloso sueño. Pero, del que antes o después, “sí o sí”, toca despertar.

¿En qué consiste la famosa depresión post vacacional?

Estamos más que acostumbrados a escuchar hablar de ella. De la depresión post vacacional. Pero, ¿sabemos, de verdad, qué es?

En general, se caracteriza por sentimientos de desánimo, fatiga, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Más o menos, lo de todos los lunes, máxime si ha perdido tu equipo del alma. Aunque, en este momento, elevado a la enésima potencia.

Pero, ¿por qué pasa esto?

Posiblemente, una de las principales causas se deba a la transición rápida de un ambiente relajado, y sin mayores responsabilidades a la rutina estructurada del día a día.

También dicen los que de esto saben (los teóricos) que es importante recordar que este período de ajuste es natural y temporal. Bueno, es algo lógico. ¿No te parece?

En mi caso, te diré que el periodo vacacional no siempre es sinónimo de “relajación”. Porque cuando se trata de unas vacaciones en familia con cuatro nietos y tres sobrinos, lo de “ambiente relajado y sin mayores responsabilidades” no es lo que predomina. Aunque bueno, quizás si has estado en unas islas paradisíacas en viaje de novios aún, sí lo hayas disfrutado. Por lo que, tampoco exageremos.

Así que, si has tenido la “suerte” de poder desconectar como es debido este año, aquí te van unas pocas sugerencias que posiblemente te resulten prácticas. Además, son útiles para variopintas ocasiones. Es decir: tanto si vuelves al trabajo como si vuelves a la universidad o al colegio.

Siempre que retomes tu actividad cotidiana tras un periodo de descanso y desconexión, puedes echarles un buen vistazo a estos consejos, que sirven tanto para volver a la rutina como para iniciar las vacaciones porque, ¿qué son las vacaciones sino cambiar de actividad?

(Casi) Decálogo para superar la depresión post vacacional

#1 – Todo se pasa

Esto ya lo decía nuestra Santa Teresa de Jesús que, como buena abulense, tenía un sentido común fuera de lo común. Por ejemplo, aprovecho y meto cuña para padres primerizos en etapa de escolarización. Los niños pequeños lloran al dejarles en el cole o cuando suben al autobús por primera vez. Pero, luego, se les pasa. A algunos se les pasa al llegar el autobús a la primera esquina y a otros les dura una semana. Aunque, más pronto que tarde, todos superan ese primer momento.

Así que no sufráis porque, si a la vuelta al trabajo se le une el sufrimiento de dejar en el cole por vez primera a un pequeño, el dolor se multiplica. Después, uno va creciendo y, como ya he dicho en alguna ocasión, yo pasaba la víspera de volver al cole sin apenas dormir. Y eso que era de los primeros de clase. Se ve que tuve una infancia feliz y relajada.

#2 – Planifica antes

Antes de finalizar tus vacaciones, tómate un tiempo y pon por escrito aquello que te “pre-ocupa” o inquieta. Fíjate que la palabra preocupa significa más que agobiarte, ocuparte antes, pre-ocuparte.

Así que tómate un breve tiempo para poner orden. Por ejemplo, un par de días antes de finalizar las vacaciones comienza por planificar tus primeros días de regreso. Cuando pones todo por escrito, tu cabeza descansa. Haz un listado de tareas, compromisos, reuniones, proyectos, etc. Puedes utilizar algunos programas gratuitos de gestión de tareas (sencillos) o simplemente una cuartilla de una libreta utilizando lápiz y goma de borrar. Así, si quieres cambiar algo, borras y corriges. Es muy simple. No hace falta que hagas un curso de GTD (Get Things Done) justo en las vacaciones. Eso, mejor lo dejas para después.

#3 – Mantén hábitos saludables

Cuando vuelvas al trabajo, pon en tu agenda espacios para andar, pasear, comer, cenar en familia y, en cuanto que puedas, echarte una buena siesta. Y, si es con tu mujer o con tu marido… mejor. Toma un poco de buen vino y corta jamón del bueno. Eso lo planificas y cuando vuelvas al trabajo lo practicas. Estos pequeños hábitos promueven la liberación de endorfinas y serotonina, neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo positivo. Así que, ¡todo son ventajas!

#4 – Trocea. Pasos pequeños, grandes cambios y celebraciones adecuadas

Cuando hayas elaborado la lista de tareas, vas y la troceas. En lugar de agobiarte con una lista interminable de tareas, comienza con metas pequeñas y alcanzables. Mira cuales son  importantes y ve paso a paso.

Piensa un momento. ¿cómo se come una chuleta de un kilo? En pequeños trozos. Pues esto es igual. Celebra los logros que vayas consiguiendo. Cosas muy sencillas. Por ejemplo, si hoy tengo que hacer cinco llamadas y escribir este artículo, cuando lo termine (las llamadas ya las he hecho) me doy un pequeño homenaje. Pequeño, pero hazlo.  Los pequeños logros, por mínimos que sean, impulsarán tu motivación y autoestima.

#5 – Mantén el contacto social

El apoyo de amigos y seres queridos es esencial en todo momento. Y más en momentos de cambio. Si compartes tus experiencias y emociones disminuirás el sentimiento de aislamiento, reforzando los lazos sociales. Esto es esencial.

Con el permiso de mi mujer, te voy a poner otro ejemplo. Ya estamos trabajando. Pues, hoy, ella, por la tarde, ha quedado con su mejor amiga. Yo, mañana, tengo una despedida con unos amigos. Y allí que iré, Dios mediante. No todo es trabajar en esta vida. Yo lo he aprendido muy tarde. Pero nunca lo es para empezar a merecer, que decía mi paisano San Ignacio de Loyola.

#6 – Encuentra el sentido del trabajo

Enfócate en los aspectos positivos de tu trabajo. Identifica cómo tus tareas contribuyen a tus objetivos personales y profesionales. Y, lo que es mucho más importante, tu trabajo forma parte del bienestar social. Todo lo que hagas bien o procures hacer bien redunda en la satisfacción de necesidades de clientes, personas, de la sociedad y, por supuesto, de tu familia. Y, para eso estamos aquí. Para hacer el bien.

Esta vida no es una birria aunque, muchas veces, la convirtamos en eso. Sino que Dios, tiene un plan para cada uno, incluso cuando todo parece irse al garete. Si no me crees léete el Libro de Job en la Biblia y luego me cuentas. Si encuentras el propósito de tu vida te garantizo que encontrarás de golpe el sentido de tu vida y ahí la llenarás de gozo. La plenificas.

#7 – Medita o, mejor, reza desde el corazón

Tómate un descanso, enfócate y haz bloques de 20/25 minutos y después descansa durante cinco. Esto es la técnica Pomodoro, inventada por un italiano con un temporizador en forma de tomate. Hay libros y mucha información en Internet. Pero, además, si al tomate le añadimos sal y pimienta, es decir, oración y sentido vital mucho mejor. Ofreces tu trabajo, lo pones al servicio de Dios y de los demás y Él sabrá lo que pasa luego.

Sin ir más lejos, ¿para qué estoy yo ahora a las 21:35 horas escribiendo este artículo? Pues, porque a lo mejor a alguien le hace bien. El peor de los efectos es que es inocuo. Es decir, si te parece largo no te lo lees y listo. ¿Qué no te gusta? No lo apliques. Pero, ¿y si sí?

#8 – Fluye

Mira, esto me pasa a mí ahora. Como estoy escribiendo sin parar, me gusta lo que hago y sé que puede venirle bien a alguna persona, estoy plenamente concentrado y todo va fluyendo.

#9 – Piensa en grande y explora nuevos intereses con flexibilidad

El regreso al trabajo no significa que dejes tus aficiones. Simplemente, establece bloques de tiempo para practicarlas y sé fiel en la medida de lo posible (siempre surgen imprevistos) a tu agenda siendo flexible. Ve pensando acerca qué vas a hacer cuando te jubiles aunque seas muy joven. Y si se te ocurre alguna idea, apúntala. Mantén tu mente abierta a nuevas experiencias que puedan brindarte alegría y emoción. Te sugiero que leas la historia del Coronel Sanders, fundador de Kentucky Fried Chicken. ¡Seguro te va a gustar y sorprender a partes iguales!

En resumen… Si te sientes deprimido después de tus merecidas vacaciones es algo muy normal. La depresión post vacacional es una fase común pero transitoria que muchas personas (no importa la edad) afrontan. Si la depresión es pre-vacacional vete pensando en corregir algo en tu vida. Combina los consejos que te sugiero, analiza cuales te pueden venir mejor y trata de ponerlos en práctica. Y recuerda que no estás “solo ante el peligro”. ¡Aquí me tienes para lo que necesites!